El Barroco
El
barroco fue una tendencia artística que se desarrolló primero en las artes
plásticas y luego se manifestó en la literatura, el teatro y la música.
Por
eso, toda la cultura de ese período, incluyendo costumbres, valores y
relaciones sociales, es llamada «barroca».
La cuna del barroco es la Italia del siglo
XVII, pero se extendió por otros países europeos, como Bélgica, Francia y
España. Este Movimiento artístico permaneció vivo en el mundo delas artes
hasta el siglo XVIII. En América Latina, este movimiento entró en el siglo
XVII, traído por artistas que viajaban a Europa, y permaneció hasta el final
del siglo XVIII. Ese momento llegó al final del Renacimiento y se manifestó a
través de una gran ostentación y extravagancia entre los grupos que se
benefician de la riqueza de la colonización.
Estos son los artistas más influyentes del
arte barroco:
Rembrandt van Rijn
El artista más grande de los Paises Bajos. Su
figura trasciende la historia del arte para situarse en uno de los nombres más
importantes en la historia de la civilización occidental.
Maestro
barroco, fue la figura central de la edad de oro holandesa, cuando el país era
una de las mayores potencias internacionales.
Su
pintura fue excepcional (es especial sus retratosy autorretratos), su actitud
humilde y su conocimiento del ser humano muy acertado, por lo que es uno de los
artistas que producen mayor empatía entre sus colegas y sus estudio.
Nacido
en una familia acomodada, pudo cuidar su educación y conseguir un amplio
conocimiento de la pintura italiana. Con 19 años ya tuvo su propio taller y una
nutrida clientela. Fue en esa época cuando se adentró en el claroscuro de moda.
Poco a poco se convirtió en uno de los artistas que mejor manejaba este
concepto y su obra cobró una fuerza y una personalidad arrolladoras.
También
fue un importante marchante de arte y vivió en esos años una época de
prosperidad económica, pero al final de sus días los reveses económicos lo
obligaron a subastar todas sus pertenencias (casa, pertenencias, colecciones de
arte…). Sólo su criada Hendrickje Stoffels, con la que mantuvo una relación
sentimental, le sirvió de consuelo en su vejez.
Estas
dos etapas se reflejan claramente en sus obras (particularmente en sus cientos
de autorretratos). Alegres y brillantes los primeros; sombríos y profundos los
segundos. Pero son particularmente valoradas también sus novedosas escenas de
grupo donde destaca la maestría compositiva y una perfecta caracterización de
los personajes.
Rembrandt
fue en definitiva un genio de la pintura de todos los tiempos y uno de los
artistas más importante de la historia del arte.
Prado Diego Velázquez
Más conocido como Diego Velázquez, fue un gran pintor español que se desempeñó como retratista de la corte española. La importancia de Velázquez, al margen de su propia personalidad, radica en su capacidad de tratar de un modo magistral, a lo largo de su dilatada carrera, la mayoría de los grandes temas pictóricos de su época. Consumado retratista, no fue sin embargo inferior su calidad en obras de género mitológico, religioso, alegórico y paisajístico.
Diego Velázquez está considerado por muchos historiadores como el más grande pintor del Siglo de Oro español. Debido a su labor artística le fue conferida, por el rey Felipe IV, la preciada distinción de Caballero de la Orden de Santiago, un honor no concedido nunca ni antes ni después a pintor alguno.
Gian Lorenzo Bernini
(Nápoles, 1598 - Roma, 1680) Escultor,
arquitecto y pintor italiano. Bernini es el gran genio del barroco italiano, el
heredero de la fuerza escultórica de Miguel Ángely principal modelo del Barroco
arquitectónico en Europa.
Aprendió
los rudimentos de la escultura en el taller de su padre, Pietro (1562-1629), un
escultor manierista de cierto relieve. Fue también su padre quien lo puso en
contacto con algunos de los mecenas más importantes de su tiempo, lo que le
permitió manifestar su talento de una forma bastante precoz. En sus obras más
tempranas (Eneas, Anquises y Ascanio, El rapto de Proserpina) resultan ya
evidentes la ruptura con el manierismo tardío y una concepción radicalmente
distinta de la escultura; el intenso dramatismo, la grandiosidad y la búsqueda
de efectos escenográficos están ya presentes en estas primeras creaciones.
En 1629, Bernini fue nombrado arquitecto de
la basílica de San Pedro por el papa Urbano VIII. Desde entonces hasta su
muerte trabajó ininterrumpidamente para los sumos pontífices, salvo un cierto
paréntesis durante el pontificado de Inocencio X, quien prefirió a otros
artistas (entre ellos Francesco Borromini, otra de las grandes personalidades
del Barroco italiano) y le encargó pocas obras. De sus realizaciones para San
Pedro destacan el gran baldaquino sobre el altar mayor y el grupo escultórico
de los Padres de la Iglesia que, observado a través de las columnas del
baldaquino, ofrece efectos de una gran fuerza teatral, tal como pretendía el artífice.
Su mejor aportación a la basílica de San
Pedro fue, sin embargo, la columnata que rodea la plaza, justo delante del
templo, que le ha valido elogios continuos por su armonía y sus efectos
escenográficos. Esta columnata representó una gran novedad, no sólo por sus
dimensiones, sino sobre todo por su disposición elíptica, una forma muy cara a
los arquitectos barrocos, inclinados a conferir a todas sus obras efectos de
movimiento. Las monumentales estatuas que la rematan en su parte superior dotan
al conjunto de un aire todavía más majestuoso y solemne si cabe.
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